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Municipal esta mal

El técnico rojo, Javier Delgado, lo reconoce: muchas cosas no funcionan, pero solo el equipo rojo lo puede resolver.

Municipal no levanta cabeza, y tras la derrota del domingo último ante Mictlán, 1-2 en el estadio Mateo Flores, el entrenador de los escarlatas lo reconoció.

“Seguimos dando ventajas a los rivales para que nos hagan daño”, dice el conductor costarricense de los ediles. “Nosotros mismos nos metemos en situaciones apretadas, en donde tenemos que reaccionar después de que el rival nos golpea”

Esa derrota contra Mictlán dolió, ¿no es así?

No resolvemos de la mejor manera los partidos. Ese juego lo terminamos con cuatro delanteros dentro del campo y contra solo diez rivales. Y no tuvimos la capacidad de llegar con peligrosidad al área rival. Eso sí es alarmante.

¿A qué lo atribuye?

Uno tiene conclusiones del rendimiento de cada jugador, pero estamos en una situación difícil, extrema. O tomamos la decisión de salir de eso, o nos complicamos el panorama aún más.

¿Y saldrán de esto?

Yo soy un optimista empedernido. Y ante estas eventualidades siempre pienso que hay tiempo para reaccionar. Si estuviéramos en la penúltima fecha, estaríamos casi liquidados. Pero yo sé que este grupo puede reaccionar. Ya lo vi antes, y lo confirmé. Es de estar todos en la misma filosofía, en el mismo pensamiento, y creo que ya es hora de actuar.

¿Influyó que enfrentaban (ante Mictlán) a un equipo presionado por el descenso?

Bueno, sí. El rival venía en disposición de plantar un buen bloque defensivo, y encima nos hace dos goles. Hizo su trabajo, y lo hizo muy bien, e hizo crecer la presión y la ansiedad nuestra, situaciones que no pudimos manejar.

¿Qué le pasa a Municipal?

No estamos teniendo la capacidad para anotar, eso se sabe; pero en partidos pasados creábamos situaciones y no las concretábamos. Pero el domingo ni eso tuvimos. Y Mictlán tomó fuerza del buen parado que tenían, y nosotros empezamos a desesperarnos con el reloj en contra.

¿Y qué tienen que hacer para resurgir?

No queda otra, hay que usar el estribillo de todos en el fútbol: trabajar mucho. Buscar opciones para dar con las mejores herramientas. En su momento algunas cosas estuvieron bien y otras no tanto, pero lo que falta es el “puntillazo” final en el área contraria, ser resolutivos.

“El puntillazo final”, sin embargo, no es el único problema.

Bueno, en defensa no nos pueden hacer los goles que nos hizo Mictlán. Quedamos muy abiertos en el primero y quedamos esperando una marca de fuera de juego que no llegó en el segundo. Lo repito, nosotros nos metimos en esto, y nosotros tenemos que salir.

Algún jugador lloró al final del partido por el resultado.

Vea, todos queríamos algo diferente en ese partido y en otros. Unos reaccionan con enojo y otros con tristeza; pero es muy fácil sentirse triste o enojado después del partido: durante el juego es que se debe demostrar todo.

Marvin Àvila fue el que lloró tras el partido.

Yo reconozco su entrega para el equipo. Se sacrifica, corre, pero no puedo hablar de nadie que no corra. Todos se entregan y se sacrifican. A veces lo hacemos bien, a veces mal, pero todos ponen voluntad. Y por eso nos reunimos más de una hora tras el partido, analizando lo que hacemos mal o bien, para que se vayan con la preocupación latente de que muchas cosas no están bien, y que nadie más va a solucionar esto si no somos nosotros.